La moda de los cuarenta refleja la estrechez económica y los problemas políticos de la Segunda Guerra Mundial. Las más importantes casas de moda europeas cierran sus puertas. La clientela de la moda en una Francia invadida por los nazis está compuesta por mujeres relacionadas con los oficiales alemanes. Las líneas generales del traje muestran una fuerte inspiración militar. Chaquetas cortas y estrechas y polleras con poco ruedo ahorran tela y costos del vestuario. Se anhela una cintura lo más angosta posible (cintura de avispa), la cual se logra con ejercicios y con el uso de fajas. Los cinturones hacen furor y se llevan en los más variados materiales. Los accesorios son imprescindibles para renovar las tenidas, ya que se dispone de pocas prendas combinables en tonos neutros. El rojo es el toque frívolo, que se usa en zapatos, cinturones y carteras para avivar un vestido sencillo, práctico y útil para cualquier ocasión. Un traje de lanilla negra con ribetes de satín es adecuado tanto para el día como para la noche. Se usan abrigos de lana, entallados en la cintura, algo más amplios en el ruedo, con solapas anchas.
El escote en forma de corazón, los drapeados, los canesú y las hombreras caracterizan a los vestidos de cóctel, que se confeccionan en lanillas delgadas o jersey.
El lujo se expresa en el uso de pieles y sombreros. Se usan boinas que dejan ver una parte del peinado. El pelo se lleva ondulado, suelto o una especie de moño largo.