Podría explicarlo con mil palabras pero...este video es mejor.
Algunos ejemplos:
En 1755 el famoso filósofo Immanuel Kant observó como una gran cantidad de gusanos salieron a la vez de sus escondrijos bajo tierra cerca de Cádiz (España). Ocho días después Portugal sufría un devastador terremoto.
En 1975 funcionarios de la población china de Haicheng decidieron evacuar la ciudad tras observar que los animales empezaron a comportarse de manera inusual. Al poco tiempo un terremoto de 7,3 grados sacudió Haicheng destruyendo el 90% de los edificios.
El 25 de junio de 1966 la ciudad californiana de Parkfield se vio inundada por una ola de serpientes de cascabel que abandonaron en masa las colinas en las que viven normalmente. Dos días después Parkfield sufría un terremoto.
El 28 de febrero de 2001 gran parte de los gatos de Seattle se escondieron sin motivo aparente. Transcurridos dos días del suceso la ciudad era golpeada por un seísmo.
Poco antes de la gran tragedia sufrida en Haití el pasado día 12 de enero todos pudimos ver ese vídeo donde un perro sale corriendo como alma que lleva el diablo. Segundos después el edificio de oficinas en el que estaba comenzó a temblar como un flan.
Y para leer más... de aqui saque esto.
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Múltiples anécdotas cuentan que los caballos patean y relinchan antes de un terremoto, los ciervos se acuestan en el suelo y luego se levantan bruscamente, las serpientes abandonan sus nidos de hibernación aunque estén en pleno invierno y salen a la superficie para luego morir congeladas sobre la nieve, las ratas se encuentran confundidas y torpes, entran a las casas aunque sea de día y se encuentren habitadas e incluso se las puede apresar fácilmente con la mano, y las palomas mensajeras se demoran bastante más en encontrar su camino y alcanzar su destino.
Pescadores japoneses relatan que algunos peces que normalmente habitan en aguas profundas, han sido pescados en numerosas ocasiones cerca de la superficie del océano antes de los terremotos.
La mayoría de estas conductas ocurren en las 24 horas previas a un terremoto aunque algunas pueden suceder incluso con una semana de antelación.
Otro caso emblemático es el acontecido en el año 2005, en el maremoto del Océano Índico en el Parque Nacional de Yala, en la castigada costa oeste de Sri Lanka. En este caso no se encontró ningún animal salvaje muerto ya que todos lograron ponerse a salvo en el interior del parque. Las aves se congregaron en bandadas y volaron hacia el interior de las llanuras que cubren la mayor parte de los 1.300 kilómetros cuadrados del Parque, los elefantes emprendieron una retirada hacia las montañas, y búfalos y ciervos siguieron los pasos de los paquidermos.
Mientras todo esto ocurría, los turistas, alojados en las costas, no se imaginaron que en ese momento, a pocos kilómetros de allí y bajo las aguas del Índico, se acababa de producir el mayor terremoto registrado en la Tierra desde hacía 40 años.
La gran mayoría de los humanos que se salvaron fueron justamente indígenas que se dieron cuenta y tomaron como señal de un tsunami estas conductas inusuales de los animales salvajes y, al igual que estos, huyeron hacia el centro de isla.
Curiosamente, los animales que perecieron fueron solamente animales domésticos.
Recientemente, una pequeña filmación casera, registrada en una localidad de California, muestra cómo un pequeño perro que estaba durmiendo sale huyendo despavorido cinco segundos antes de registrarse un sismo. Todos estos “casis” nos llevan a múltiples preguntas: si este perro lo hizo ¿por qué muchos otros no? ¿Percibieron los animales de Haicheng y Sri Lanka el peligro a miles de kilómetros de distancia? ¿Qué señal les llegó para que tuvieran tiempo de ponerse a salvo?
Muchas teorías han intentado explicar cuáles son los comportamientos y las causas o mecanismos por los que los animales podrían sentir y dar señales de los terremotos antes que nosotros.
Una de las ideas más antiguas proviene de una leyenda japonesa, que data de la edad media, para la que los terremotos eran causados por el movimiento y el roce provocado por un pez gato gigante que vivía bajo la tierra. Esta idea mitológica, que ha sido expresada en numerosos trabajos artísticos japoneses, probablemente proviene de la observación de la conducta natural que tienen los peces gatos antes de los terremotos. Estos peces habitan en los ríos muy barrosos y en el fondo de los lagos, y normalmente tienen una vida muy pasiva, ya que usualmente no se mueven mucho, pero tienen la reputación de agitarse hasta tal punto antes de un terremoto que llegan incluso a saltar fuera del agua para caer y morir en tierra firme. El estudio de este pez en Japón arroja una de las evidencias científicas más contundentes, documentada en varias ocasiones, de que presenta una hipersensibilidad a la estimulación debida a cambios eléctricos que ocurren previamente a algunos terremotos (parece que muchos peces son especialmente sensibles a los precursores de los terremotos, cualquiera que estos pudieran ser).
Si fuera cierto que los animales tiene una capacidad especial para percibir los sismos y que se comportan de forma inusual ante ellos, ¿por qué no utilizar esta fuente de información para la predicción?
Hoy en día estas supuestas señales se están tomando muy en serio, sobre todo en oriente, por ciertos sismólogos, geólogos, biofísicos y biólogos, denominandolas como “biopronóstico”, tanto a la investigación de los procesos que tienen lugar en el interior de la tierra como a su relación con los indicios que presienten, detectan y alteran el comportamiento normal de los animales. Uno de los casos más representativos del uso de los animales en la predicción de un terremoto, y también uno de los grandes aciertos, fue el ocurrido en 1975 cuando funcionarios de la población china de Haicheng decidieron evacuar la ciudad tras observar que los animales empezaron a comportarse de manera inusual. Al poco tiempo, un terremoto de 7,3 grados sacudió Haicheng destruyendo el 90% de los edificios. Cerca de 90.000 vidas humanas se salvaron gracias a esta evacuación. Desde entonces, los Chinos han introducido la observación del comportamiento animal como parte de sus sistemas de predicción.
Las teorías científicas que se han dado para estas señales animales generalmente caen dentro de cinco categorías: vibraciones de ultrasonido, fluctuaciones del campo magnético, cambios del campo eléctrico, iones piezoelectricos transportados por el aire y cambios en el cerebro.
Por alguna de estas vías los animales son capaces de percibir las variaciones que provocan los movimientos en el interior de la Tierra: eléctricas, magnéticas, sonoras, visuales y olfativas. Así, recientemente, los científicos de Beijing, una ciudad bastante sísmica, han establecido una estación de detección de terremotos en la Reserva Natural de Beijing en la que viven más de 10.000 pájaros y animales en 240 hectáreas de espacio. En este proyecto se están utilizando como sensores caballos, burros, serpientes, tortugas, ranas, ciervos y pájaros, entre otros animales. Se han establecido siete puntos de observación en el parque, cada uno dirigido por un cuidador del zoológico, quien registra el comportamiento diario de los animales para el departamento sismográfico. Además, el parque está situado en una fractura de la tierra, por lo que es un lugar ideal para supervisar y detectar terremotos. Un ejemplo de su eficacia fue el recién pasado terremoto de 5,1 grados en la escala de Richter que sacudió el distrito de Wen’an en la provincia de Hebei y llegó a sentirse en Beijing y Tianjin.
Antes y durante el terremoto los trabajadores de la Reserva Natural de Beijing observaron comportamientos extraños y nerviosismo en los loros. En general, y según el departamento sismológico, antes de un movimiento sísmico las reacciones anormales pueden observarse entre unos 130 animales de la reserva. Los sismólogos del proyecto han asegurado que controlando estos comportamientos se pueden prevenir mejor los terremotos. Este uso de animales como detectores de terremotos no es algo nuevo en China. En la región autónoma de Guangxi, famosa por su abundancia en serpientes, utilizan a esos reptiles para detectar mejor los sismos desde hace bastante tiempo. De hecho, el Buró de Sismología de Nanning, la capital regional, colocó cámaras de video en granjas de serpientes con el fin de controlar sus movimientos las 24 horas del día en busca de comportamientos extraños que pudieran ser señal de futuros sismos.
Las conclusiones fueron claras: éstas se comportan de manera errática y agresiva antes de producirse un terremoto.
En occidente algunos científicos están tomando en serio esta área de estudio pese al rechazo y al escepticismo que en general reciben de sus colegas. Un estudio realizado por la Universidad de Standford en 1985 obtuvo, tras 5 años de investigación, resultados estadísticamente significativos en cuanto a la frecuencia de informes de comportamientos inusuales en animales previamente al acontecimiento de un terremoto.
James Berkland, un geólogo retirado de California asegura que puede predecir un terremoto con un 75% de certeza simplemente con contar el número de noticias acerca de mascotas perdidas que aparecen en el periódico y correlacionarlos con los ciclos de la luna y las mareas.
Berklan, que lleva años recopilando datos estadísticos de la cantidad de perros y gatos perdidos, afirma que éstos crecen significativamente incluso hasta dos semanas antes de un terremoto. Su teoría se basa en que la variación gravitacional debida a los ciclos lunares crea lo que denomina “ventanas sísmicas”. Cuando, además de esto, suben las estadísticas de mascotas perdidas, entonces es el momento de alertar que un terremoto está por suceder. Esa teoría no está aceptada, según su autor, principalmente por el paradigma actual que ve cualquier intento de predicción de sismos casi como el trabajo de un tarotista. De hecho, el recién pasado terremoto de Chile fue predicho científicamente y publicado en 2009 en una prestigiosa revista que las autoridades no tomaron para nada en cuenta.
¡Esa división incomprensible entre la ciencia y las decisiones políticas!
El caso es que Berkland fue suspendido de su cargo por impulsar esta idea pese a que predijo con su teoría el terremoto de Loma Prieta acontecido en 1989 en Carolina del Norte, mediante varios avisos de comportamientos anormales de animales.
Otra iniciativa occidental importante es la del científico David Jay Brown, quien trabajaba un día en su laboratorio de neurociencia en California cuando observó como tres conejos, muy tranquilos habitualmente, comenzaron a saltar y dar vueltas agitadamente en sus jaulas durante aproximadamente 5 minutos. Un temblor de 5.2 sacudió todo el lugar al poco tiempo. Esta experiencia lo llevó a desarrollar un estudio, a través de una encuesta telefónica a personas con mascotas, sobre la aparición de conductas anormales en las mascotas antes de un terremoto. El 15% de los entrevistados afirmaron al menos haber visto una conducta extraña en animales antes del terremoto. Las conductas anormales que fueron observadas con mayor frecuencia fueron que los animales estaban particularmente asustados, agitados, excitados, confundidos y desorientados con pánico, y que se habían extraviado. El momento temporal en el que se observaron estas conductas varió desde algunos segundos hasta incluso una semana antes, con la mayoría de las conductas observadas entre minutos y algunos días antes del terremoto.
Otra iniciativa occidental importante es la del científico David Jay Brown, quien trabajaba un día en su laboratorio de neurociencia en California cuando observó como tres conejos, muy tranquilos habitualmente, comenzaron a saltar y dar vueltas agitadamente en sus jaulas durante aproximadamente 5 minutos. Un temblor de 5.2 sacudió todo el lugar al poco tiempo. Esta experiencia lo llevó a desarrollar un estudio, a través de una encuesta telefónica a personas con mascotas, sobre la aparición de conductas anormales en las mascotas antes de un terremoto. El 15% de los entrevistados afirmaron al menos haber visto una conducta extraña en animales antes del terremoto. Las conductas anormales que fueron observadas con mayor frecuencia fueron que los animales estaban particularmente asustados, agitados, excitados, confundidos y desorientados con pánico, y que se habían extraviado. El momento temporal en el que se observaron estas conductas varió desde algunos segundos hasta incluso una semana antes, con la mayoría de las conductas observadas entre minutos y algunos días antes del terremoto.
Lamentablemente a los científicos occidentales aún les cuesta bastante aceptar como posible hipótesis de trabajo estas señales del comportamiento anormal de ciertos animales como apoyo para un sistema de diagnóstico eficiente de terremotos.
La mayoría de los geólogos y sismólogos tradicionales de occidente ven como algo folclórico, más cerca de la imaginación y el pensamiento mágico, que el comportamiento de los animales pueda ser un posible predictor de los sismos. Si bien es cierto que países que los utilizan, como China o Japón, aún están en pañales en lo que se refiere a un sistema de predicción infalible, también es cierto que el sistema nacional de predicción de terremotos de USA no tiene un acierto que esté por encima del azar.
Afortunadamente no todos los científicos occidentales comparten este prejuicio que, por cierto, como cualquier prejuicio, es una actitud poco científica. En ciencia se necesitan evidencias, y los prejuicios pueden bloquearlas. Creo que éste es el caso de los comportamientos anormales de ciertos animales antes de los sismos, y que éstos son susceptibles de ser estudiados científicamente. Dada la magnitud de la catástrofe humanitaria, económica y social que implica un terremoto y un posible posterior tsunami de la magnitud de los recién acontecidos en Haití y en Chile, es lógico investigar cualquier método de predicción que tenga cierta esperanza de ayudarnos. Además, todas las alternativas no son excluyentes sino, por el contrario, complementarias. Así como el sabio Persa que miraba las estrellas, la luna, el agua y los animales para predecir los terremotos, nosotros podemos hacer uso de todas nuestras tecnologías y nuestra ciencia para ello. Es curioso que no demos crédito a la observación del comportamiento animal cuando las estaciones de monitoreo en tierra y en el mar modernas lo que en el fondo hacen es OBSERVAR Y MEDIR LOS COMPORTAMIENTOS DE LA NATURALEZA para predecir un terremoto y alertar a la población. Además, las tecnologías también pueden fallar y, dada la magnitud de un posible fallo, confiar todas nuestras decisiones exclusivamente a la información que nos dicen las máquinas no es muy sensato. De hecho, las autoridades chilenas confiaron tanto en ellas que no dieron la alerta de tsunami y cuando el mar retrocedió la gente no huyó ¡incluso algunos aprovecharon para ir a recoger marisco! Cientos de personas murieron exclusivamente por este error.
De acuerdo a algunos científicos, lo único que podría lograr la especie humana respecto de los terremotos, y sismos en general, es su predicción a corto y a largo plazo escuchando “la voz del subsuelo”, tal cual lo hacen algunos animales, mediante la creación de un “oído eléctrico”, de altísima sensibilidad, que lograra captar y amplificar las señales acústicas provenientes del interior de la tierra.
Tomando esto en cuenta, estudiar el comportamiento anormal de los animales frente a un sismo no es una idea tan descabellada. El monitoreo experimental de animales, tanto domésticos como salvajes, que se realiza en China podría ser perfectamente aplicable en un país sísmico como Chile, el costo no sería alto y de tener cierto grado de predicción por encima del azar, ya valdría la pena como complemento a los demás sistemas de predicción. Habrá que ver si realmente este método es útil, y de serlo, qué especies y qué señales particulares son las mejores predictoras, pero creo que no es necesario discutir si vale la pena el esfuerzo de esta empresa por las vidas humanas que se podrían salvar con el simple hecho de observar sistemáticamente el comportamiento de la naturaleza y de los animales que en ésta habitan.